Éste es el título del libro que acabo de leer. La autora es Els Beerten y la novela ha obtenido los premios más prestigiosos de Holanda y Bélgica.

Una historia conmovedora, de fácil lectura, sobre la amistad, la importancia de perseguir los sueños y reinventarse a uno mismo y, de cómo los problemas y vicisitudes de un individuo afectan a las personas que le rodean, especialmente, a la familia.
...He invitado a dos oradores que os hablarán de qué posibilidades hay de salvar a nuestro pueblo. Os hablarán de su organización, la Unión Nacional Flamenca, conocida como UNF. Seguro que ya habéis oído hablar de ella. Juntos podréis hacer grandes cosas. Sería un crimen que los rusos ganaran la guerra. Sería un infierno, muchachos, el infierno sobre la tierra -hizo una pausa-. Y todos queremos el cielo, ¿verdad? Cómo se puede apreciar en el párrafo superior presenta una visión distinta de lo que fue la II Guerra Mundial en la que no todos los que combatieron en el bando alemán eran conscientes de la barbarie de los nazis ni luchaban por los mismos intereses o ideales.
Este libro, en concreto, lo leí para el "Café Literario" del que formo parte. Los últimos lunes de cada mes nos reunimos un grupo de mujeres para tomar un café y debatir sobre el libro que previamente hemos leído. Ya he participado en 4 ocasiones y encuentro esta actividad muy interesante. La tertulia estaba prevista para el 30 de enero y no pude asistir porque estaba en Bilbao, enterrando a mi amatxu, mi abuela materna.
¿Por qué hay que rezar por un héroe? Los héroes van al cielo por sí solos. A no ser que todos nos engañemos y simplemente finjamos que hay un cielo.Mi amatxu no era ninguna heroína, pero estoy segura de que subió al cielo junto con mi madre, su hija, y demás seres queridos. Llevaba mucho tiempo malita, hacía años que sin llegar a tener Alzheimer había perdido la cabeza, gracias a Dios no sufrió la pérdida de su hija, simplemente no fue consciente de ello. Yo la quería mucho, había vivido muchos años de mi niñez con ella, veranos de pueblo, de los de calle y bicicleta. Sentí ir perdiéndola poco a poco, según se apagaba su luz y dejaba de ser ella.
Fue un funeral muy emotivo, como lo fue el de mi madre, se intensificó mi dolor, ese que no remite y que me provoca, desde hace ya dos años, su ausencia. Sentí que se rompía otro eslabón más, que la familia va desapareciendo y que, nosotros, los de antes, nunca volveremos a ser los mismos.
-Necesita un milagro -decía-, un milagro para volver a reír.Yo necesité un milagro, mi hijo fue mi milagro, mi hijo me devolvió la risa, me llenó de energía y es por ello que lo más doloroso de estos días ha sido el desprecio de una persona querida a mi niño. Debimos tener un malentendido o una desavenencia y llevábamos tiempo sin hablarnos. De esas cosas tontas que se van dejando y, un orgullo estúpido te impide levantar el teléfono e iniciar un acercamiento. No me importó que fuese fría en el saludo, que no me devolviese el abrazo, contaba con ello, pero, que no mirase al niño, a mi niño, que no le hiciese una carantoña...
No sabía que el desprecio hacia un hijo podía doler tanto, mucho más que el desprecio hacia uno mismo. La maternidad me ha cambiado en muchas cosas, se ve que ésta es una de ellas.
...siempre me ha dicho que si amas a alguien, es para siempre. Que el corazón no olvida nada, por muy lejos que esté o muy difícil que sea el camino.Yo seguiré buscando y recorriendo muy camino y encontraré el momento de poder compartirlo.
Sonríe y Sueña
Olly